En la lejana escuela de Puerto Lindo, en Pococí de Limón, los niños y niñas han comenzado a contar con agua potable y energía eléctrica apenas en 2023. Una madre de familia ha tomado el papel protagónico en la lucha por proveer de servicios básicos al centro educativo, asegurando mejor calidad de vida para cientos de niños, niñas y sus familias en esta comunidad.
©UNOPS/Amanda Campos
En los barrios de Pococí, los niños y las niñas caminan con garrafas de agua vacías guindadas al hombro camino a los centros educativos. Esperan llegar a la escuela, donde ahora tienen acceso al agua potable, con la esperanza de llenarlas y poder regresar a casa con un poco de agua limpia para su familia.
En esta comunidad el servicio de agua potable no está 100% garantizado. A pesar de que casi en cada casa hay un pozo de agua, esta no se trata, como en muchas áreas rurales remotas al rededor del mundo, y sin servicio de luz eléctrica, hervir agua en época de lluvia en el bosque tropical muy húmedo se vuelve una tarea desafiante, causando que el agua limpia sea realmente escasa.
Con tan solo 20 años, Reina Gaitán emprendió sola su viaje a Costa Rica en busca de mejores oportunidades. Arriesgándolo todo, decidió partir de su hogar al norte de Nicaragua. Desde su adolescencia, su pasión fue ayudar a los niños y niñas. En aquel entonces trabajaba en la organización Plan Internacional Nicaragua, que se enfoca en luchar por los derechos de las infancias, pero al partir, dejó atrás su sueño junto con su nación.
Al inicio vivía en San José y trabajaba como empleada doméstica. Sin tener mucho que perder, partió nuevamente, pero esta vez para la provincia caribeña de Limón, donde vivía su pareja Vicente Taisigue y con quién planeaba todavía un futuro mejor para ella y sus futuros hijos.
En una época difícil para la economía del país y ya con Valesca, una niña de un año, Vicente perdió su trabajo. Con esa perdida, Reina perdió también la esperanza y la necesidad los llevó a Puerto Lindo, un pueblo lejano y casi olvidado por todos, menos por las personas que lo habitan.
Cuando llegó el momento en que Valesca debía entrar a primer grado de la escuela, Reina se sentía desconforme con su realidad. En Puerto Lindo el centro educativo consistía únicamente de un par de ranchos que apenas se sostenían en la cima de una colina, pero cuando Valesca estaba en tercer grado de la escuela, una nueva directora llegó a la comunidad. Estrella Asedeño notó en Reina las ganas imparables de querer mejorar y cambiar la realidad de su hija y le propuso sumarse a la Junta Educativa de la escuela en el cargo de presidenta.
Al inicio no estaba segura de formar parte de esto, “soy extranjera”, pensó, pero el amor de una madre siempre puede más y decidió hacerle frente al cargo: “Mi motivo para entrar a la junta fue el aprender para ayudar a los niños. Cuando vine aquí y la directora me dijo que tenía potencial, yo me arriesgué y me dediqué a trabajar como Dios manda, para llevar cosas nuevas, proyectos nuevos, porque es por los niños que una trabaja”.
La importancia del agua potable y la luz eléctrica
La escuela de Puerto Lindo es muy importante para la comunidad, porque además de ser el centro educativo que forja académicamente a los niños y niñas del pueblo, funciona como comedor y albergue cuando las lluvias caen en la montaña, llevando agua río abajo y haciendo que este se desborde, inundando los pueblos que dependen de él; ya que el único trabajo constante es el de la pesca.
En tres años de gestión, Reina y las demás personas de la Junta Educativa, guiadas por la directora Asedeño, lograron conseguir fondos para que el par de ranchos se convirtieran en tres aulas de concreto, un comedor escolar y dos servicios sanitarios. Pero aún tenía un gran reto por delante, asegurarle a los niños y las niñas las condiciones de agua potable, saneamiento y energía eléctrica necesarias.
Las últimas obras que se realizaron en la escuela de Puerto Lindo tenían como principal objetivo cambiar el tanque de agua y colocar nuevos paneles solares en el techo de la institución. “Para mí, es una bendición para los niños poner en las instalaciones los paneles solares, sobre todo por la cocina. Es algo muy importante, porque así se mantiene la comida de los niños sana, se mantiene por más tiempo, porque antes se fregaba, porque no teníamos en qué congelar o en qué guardar la comida”, comenta Reina.
©UNOPS/Amanda Campos
Los paneles solares cumplen una función fundamental en la escuela: darle energía al congelador de la cocina. Con esto se garantiza no solo que la comida no se pierda antes de tiempo, sino que también le ha dado la oportunidad a Reina y a las otras mamás de la Junta Educativa de preparar helados y hacer hielo para vender y recaudar más fondos para reparaciones y proyectos.
“Ahora lo que queremos hacer son unas rampas, para poder adecuar la escuela y que cumpla con la ley 7600 y así podemos asegurar que todos los niños y niñas con alguna discapacidad de esta zona tengan una escuela donde se les pueda recibir. Agradecemos mucho la ayuda de UNICEF y UNOPS que nos permiten seguir haciendo proyectos como este”.
Además de las obras realizadas en este centro estudiantil, con este proyecto financiado por la Embajada de los Estados Unidos y UNICEF en colaboración con la Oficina de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS), se lograron mejoras de agua y saneamiento en 10 centros educativos más y en la Asociación Administradora de los Sistemas de Acueductos y Alcantarillados comunal; beneficiando a más de 700 niños y niñas y a más de 370 familias.
Con esta iniciativa, el sistema de Naciones Unidas apoya al Ministerio de Educación Pública (MEP) a asegurar agua potable y saneamiento en los centros educativos, permitiendo que a su vez los niños y niñas mantengan una educación de calidad. Por otra parte, estas acciones ayudan a Costa Rica en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente el número 6 que busca “Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos y todas”.
“Este tipo de proyectos, que permiten la acción conjunta de varias agencias de las Naciones Unidas, son más que necesarios para el mejoramiento de las condiciones de vida de las distintas comunidades. Nos sentimos muy orgullosos y satisfechos de contar con la confianza del MEP para apoyarlos en el desarrollo de sus programas”, explicó Martín Arévalo, Representante de UNOPS en Costa Rica.
©UNOPS/Amanda Campos
El Día Mundial del Agua se celebra cada 22 de marzo y busca informar a las personas sobre la importancia del cuidado y consumo del agua potable en el mundo. Aunque en Costa Rica el 98% de la población tiene acceso a agua limpia, el sistema de Naciones Unidas está comprometido para no dejar a nadie atrás.
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